Llevamos el yoga más allá del tapete desde 2013
Empezamos con una idea sencilla: que el yoga no termina cuando sales del estudio. La verdadera práctica sucede cuando llevas esa presencia contigo, cuando viajas, cuando exploras territorios nuevos tanto internos como externos.
No fue un plan maestro. Más bien surgió de observar cómo la gente cambia cuando practica fuera de su zona de confort habitual.

Donde comenzó todo
En 2013 organizamos nuestro primer retiro con siete personas en Oaxaca. Nadie sabía realmente qué esperar, incluidos nosotros. Lo que descubrimos fue que mezclar la práctica física con el movimiento consciente por nuevos lugares creaba algo diferente a las clases regulares.

Lo que aprendimos viajando
Después de 47 retiros por distintas regiones de México, hemos visto patrones repetirse. La gente llega con expectativas sobre posturas perfectas y se va con algo más valioso: herramientas para mantener la calma cuando todo es desconocido.

El enfoque actual
Hoy trabajamos con grupos pequeños, máximo doce personas. No porque sea más exclusivo, sino porque funciona mejor. Las conversaciones son más honestas. La práctica se adapta a necesidades reales en lugar de seguir un guion fijo.
Por qué viajamos para practicar
Muchos nos preguntan por qué no simplemente ofrecer clases regulares en un estudio fijo. La respuesta honesta: porque viajar te saca de tus automatismos.
Cuando estás en un lugar nuevo, todo requiere más atención. Desde cómo pedir comida hasta cómo orientarte en una ciudad desconocida. Esa atención es exactamente lo que buscamos cultivar en la práctica de yoga.
Los retiros duran entre cinco y nueve días. Suficiente tiempo para que el sistema nervioso se asiente después del cambio inicial, pero no tanto como para crear nuevas rutinas automáticas.

Cómo trabajamos
No tenemos una filosofía complicada. Después de doce años, estas son las cosas que consistentemente funcionan para los grupos con los que viajamos.
Grupos reducidos
Entre seis y doce participantes por retiro. Esto permite ajustar la práctica según lo que realmente necesita cada persona, no según un promedio abstracto.
Práctica adaptable
Las secuencias cambian según el clima, la altitud, el nivel de cansancio del grupo. No seguimos un manual predeterminado porque cada viaje es distinto.
Exploración real
Visitamos mercados locales, caminamos por zonas arqueológicas, comemos donde comen los residentes. El turismo superficial no es parte del programa.
Espacio para procesar
Incluimos tiempo sin actividades programadas. La gente necesita momentos para asimilar experiencias, no solo acumular más estímulos.
Quién coordina esto
Nandoria Qestrel empezó como un proyecto personal de Esteban Villar Rosas. Con el tiempo se sumaron colaboradores para aspectos logísticos y algunos instructores invitados para retiros específicos.

Esteban Villar Rosas
Fundador e Instructor Principal
Llevo enseñando yoga desde 2013. Antes de eso trabajé en diseño gráfico, lo cual suena completamente no relacionado hasta que te das cuenta de que ambos tratan sobre crear experiencias que funcionen para personas reales.
Me certifiqué inicialmente con Yoga Alliance (RYT-500) y después hice formaciones adicionales en vinyasa, yin yoga y meditación vipassana. Lo que realmente me enseñó fue viajar y observar qué ayudaba a la gente y qué no.
Ahora coordino todos los retiros, diseño las secuencias de práctica y manejo la parte educativa. También me encargo de la logística porque aprendí por las malas que los detalles importan más de lo que cualquier filosofía espiritual sugiere.
Fuera de los retiros vivo en la Ciudad de México con mi gato, Leo, quien tiene opiniones fuertes sobre mis horarios de meditación matutina.
¿Quieres saber más sobre nuestros próximos retiros?
Los viajes para el segundo semestre de 2025 y principios de 2026 ya están en proceso de planeación.
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